Los tatuajes son dibujos, marcas o texto permanentes que se plasman en la parte superior de la epidermis de las personas con la utilización de agujas estériles contenidas de tinta.
La palabra “tatuaje” proviene del samoano “Tátau”, que significa marcar, esta palabra se incorporó al español basándose en la palabra francesa “Tatouage”.
En la cultura moderna el tatuaje se introdujo mediante los sistemas carcelarios, sobretodo en EEUU, los presos por delitos de agresión sexual eran marcados con tatuajes en lugares visibles para que las personas supieran con quien estaban tratando.
Actualmente los tatuajes forman parte de la cultura popular de muchos países, pueden ser utilizados por cualquier persona, sin importar la ocupación o el extracto social al que pertenezca.
Sin embargo, se ha demostrado que algunas tintas utilizadas para la creación de los tatuajes contienen elementos tóxicos que producen cáncer de piel en el mediano plazo.
Los elementos tóxicos serían el cobalto, aluminio, sulfuro de mercurio, plomo, cadmio, cromo, níquel, y titanio. Algunos de estos elementos a menudo están presentes en las tintas para tatuar de color azul y rojo.
Para que el cáncer de piel aparezca tiene que producirse la unión de múltiples factores, como la exposición a la luz solar y cámaras solares, la existencia de antecedentes familiares y personales, la edad y el sexo, el color de piel, ciertos tipos de medicamentos, además de la ‘tinta tóxica’.
En conclusión podemos decir que los tatuajes como tal no producen cáncer, sino que la utilización de cierto tipo de tinta, combinada con otros factores si podría producir cáncer de piel.