La práctica del enrojecimiento de los labios ha estado entre nosotros desde los albores de la historia. Es parte del juego de género, parte de la trampa de la naturaleza de la mujer para que el hombre siga haciendo lo que sus encantos manden.
Los primeros registros sobre el Origen del Pintalabios fueron encontrados por los historiadores en excavaciones realizadas en Mesopotamia, con una antiguedad de aproximadamente 5000 años. En aquellos tiempo se utilizaban piedras semi-preciosas, las cuales eran trituradas para manchar los labios y causar un efecto bastante insinuante.
Los antiguos egipcios exprimían un color rojo púrpura de yodo, bromo y focus-algina que causaba graves enfermedades. Con el tiempo esta práctica fue conocido como el beso de la muerte.
Cleopatra es famosa por haber llevado a cabo este truco con algunos de sus rivales, para lograr el rojo intenso de estos primeros lápices labiales se llevaban al mortero escarabajos y hormigas, aunque la henna también fue bastante preferida entre los egipcios. Para lograr el efecto brillante se utilizaban escamas de peces.
Por su parte en la India se utilizaban hojas de enredadera, el paan o betel para lograr unos atractivos labios rojos. Las hojas de betel no sólo tienen una función cosmética sino que resultan bastante buenas para la salud de las encías, dientes y digestión.
Con el paso del tiempo y de acuerdo al lugar los lápices de labio fueron variando en forma y uso, pero cada vez se fueron haciendo más importantes, sobre todo en los artículos de belleza femeninos.