Existe una leyenda que cuenta el Dios azteca Quetzalcóatl le regaló el árbol del cacao a los hombres como recompensa por el amor y la fidelidad de su esposa mortal, quien en su ausencia protegió el tesoro de la ciudad de los enemigos que la atacaron sacrificando su propia vida.
La tierra donde su sangre fue derramada fue la misma donde creció el árbol cacaotero y el fruto que allí nació fue amargo como su sufrimiento, fuerte como era ella y oscuro como la sangre que derramó.
Sea cierta o no esta leyenda, lo que sí sabemos es que El Origen del Chocolate se da en América y aunque su árbol se extiende por todo el continente, es México en donde se acentúo su producción desde los tiempos de los Mayas y Aztecas.
El origen el chocolate se remonta al siglo III, cuando los Mayas comenzaron a cultivar el árbol del cacao. Entonces los hechiceros le atribuían poderes medicinales, los guerreros lo tomaban para recobrar energías y los curanderos usaban la manteca de cacao para sanar heridas.
Después de la trágica muerte de su esposa, Quetzalcóatl se impuso el destierro de su tierra prometiendo volver y marcó una fecha en el calendario azteca para su regreso. Resultó que, el año 1519 coincidió con esta fecha, pero quien atracó en aquella costa fue el colonizador Hernán Cortez, a quienes los nativos reconocieron como su dios y recibieron como tal entregándole una gran copa de oro llena del delicioso brebaje.
Era de esperarse entonces que, al momento que el fruto del cacao tocara tierras europeas, se convirtiera en sensación; los botánicos no sabían cómo clasificarla, los médicos buscaban enfermedades para curar tales como la falta de energía, el mal de amores e inclusive el mal de estómago, y los cocineros experimentaran cómo ingerirlo de forma adecuada y suculenta.
Fue alrededor de 1838, cuando expertos chocolateros dividieron la manteca del cacao para mezclarla con azúcar creando una pasta homogénea que vertieron en moldes. Fue la familia Fry en Francia quienes comenzaron a comercializar las barras de chocolate bajo el nombre Chocolat Délicioux a manger y comerlas se puso de moda.
Como en todo, la moda hizo que el precio de estas barritas cada vez subiera más y que el consumo y elaboración de variedades cada vez más sofisticadas de este producto se convirtiera en una actividad de las clases altas, dejando el cacao puro para el pueblo.
Así es como la forma de esta bebida, en especia y caliente como la tomaban los mayas y aztecas, es hoy uno de los ingredientes típicos de la cocina latinoamericana y más puntualmente mexicana, en donde son expertos en crear recetas en las que el chocolate se mezcla divinamente con el pollo y las verduras con el conocido mole.