En el siglo II A.C las luchas entre las diferentes dinastías chinas se venían apaciguando hace cien años y se hablaba de una tregua.
Una vez convertido en emperador, el príncipe Shih Huang – Ti, entendió que construir una gran muralla serviría no solo como sistema de defensa ante enemigos externos, sino que funcionaría como un símbolo de la unidad política y territorial que este se proponía a consolidar dentro de su territorio.
La Gran Muralla China
La idea del emperador era construir una obra colosal, que fuera desde el mar amarillo hasta el norte de Pekín con un total de 6,400 kilómetros de longitud.
La construcción terminó dieciocho siglos más tardes y si bien no funcionó como una buena defensa militar, los mongoles se apoderaron de China en el siglo XIII, la muralla logró convertirse en un símbolo de unidad, gracias al esfuerzo que tomó su construcción durante 1,800 años.
Actualmente la muralla tiene una longitud de 3,460 kilómetros que se extienden a través de montañas, valles, desiertos y barrancos, respetando los accidentes geográficos del terreno con los materiales característicos de cada lugar: Piedra, arena, tierra y madera.