Desde siempre el color rosado, en todas sus tonalidades, ha sido asociado con las mujeres y la feminidad. ¿Por qué?
Por allá por 1927 una encuesta realizada por la revista Time mostró que muchos de los grandes almacenes de Estados Unidos estaban completamente confundidos a la hora de recomendar un color para cada género.
Algunos preferían el color rosa para los niños, teniendo en cuenta que deriva del rojo, que es un color fuerte, y el azul para las niñas por ser más delicado y exquisito.
Esto cambió después de la segunda guerra mundial, específicamente cuando la primera dama de Estados Unidos apareció en un baile con un impresionante vestido rosado adornado con 2,000 cristales.
Desde ese momento, la feminidad quedó envuelta en rosa y se comenzó a asociar el color rosado con las mujeres, tanto para la ropa como para todos los demás productos.