Cuando vamos a hacernos análisis de sangre en una clínica u hospital, siempre se nos recomienda no ingerir alimentos al menos ocho horas previas al análisis.
Esto se debe a que los alimentos que consumimos pueden afectar directamente en los parámetros que se miden en la analítica como el colesterol, la glucosa y los triglicéridos, haciendo que los resultados obtenidos no sean del todo correctos.
Otra razón por la cual se hace esto es porque los equipos médicos están pensados para manipular sangre limpia y la que discurre por el cuerpo tras un almuerzo no lo está del todo, pues tiene sustancias que pueden intervenir en el funcionamiento del aparato.
Para los análisis de orina es diferente, ya que los alimentos no alteran la presencia de los microorganismos responsables de infecciones.
Los análisis de orina se recogen en las primeras horas de la mañana ya que a esa hora está más concentrada y contiene los productos de desecho que los riñones han producido durante la noche.