La obsolescencia programada o planificada es el tiempo determinado o la programación del fin de la vida útil de un artículo con la finalidad de que el usuario adquiera otro nuevo producto.
La obsolescencia programada ha sido utilizada durante años por las empresas productoras que establecen un periodo de tiempo tras el cual el producto quedará obsoleto, no funcional o inútil por diferentes motivos.
Los fabricantes se basan en esta práctica para seguir generando ingresos mediante los nuevos productos, ya que es inevitable que las ventas aumenten una vez logres la fidelización de los clientes.
La finalidad de esto no es crear los productos de mayor calidad, sino simplemente buscar generar más y más ingresos obviando muchas veces las necesidades de los consumidores. Por ejemplo una empresa que fabrica celulares lanza un nuevo modelo cada año, pero si el modelo anterior todavía es funcional, entonces la gente optará por no comprar el nuevo.
Esta práctica ha creado un creciente malestar entre los consumidores, por lo que en tiempos recientes, activistas, medios de comunicación, organizaciones e incluso los mismos consumidores y varias empresas están llevando acciones para revertir esta práctica.