Cada día en nuestra rutina diaria hay cosas que hacemos como movimientos y acciones que requieren de una orden especifica del cerebro y muchas veces las realizamos de una manera casi automática, sin necesidad de tomar ninguna decisión.
Gracias a la memoria muscular nuestros músculos logran recordar algunas actividades realizadas por nosotros hace algún tiempo atrás. Esto significa que la mente aprende un nuevo concepto y lo transmite a los músculos, para luego comenzar el desarrollo de esta llamada «memoria muscular». El proceso se asimila y los músculos recuerdan lo que el cerebro comunica.
Cuando somos niños aprendemos a caminar, agarrar cosas las manos, correr, saltar y adquirir precisión y fuerza en sus movimientos de forma gradual. Ello es gracias a que, mediante estímulos, vamos descubriendo y experimentando movimientos nuevos, repitiéndolos todo el tiempo. Así es como funciona la memoria muscular: experimentación y repetición.
Los deportistas pasan varias horas al día entrenando y practicando para perfeccionar sus movimientos. Algunos deportes como el tenis o el golf requieren un nivel de precisión tal, que solo es posible alcanzar mediante horas y horas de práctica.
Por ello, hace hincapié en la memoria motriz. «Es la gran ventaja que tiene una persona que hizo actividad a la que nunca hizo, porque ya aprendió técnicas y ejercicios, sea de la actividad que sea, y esos conocimientos no los pierde. Después, la cuestión genética juega para los dos por igual», añadió el especialista.