
Dada su excesiva población, hace varias décadas que China ha adoptado políticas de control de natalidad que prohíben a las mujeres tener más de un bebé. Aquellas que por cualquier motivo violen esta regla, deben pagar una multa de 400.000 yuanes, equivalentes a casi 5.000 euros.
Además se arriesgan a ser detenidas, golpeadas y hasta obligadas a abortar, siempre que no tengan más de 24 semanas de gestación.
Hace pocos días, la noticia de una joven de 23 años obligada a abortar a su bebé de 7 meses de gestación, dio la vuelta al mundo causando sorpresa y repudio. Como si arrebatarle la vida de su hijo no fuera suficiente escarmiento, la muchacha tuvo que soportar mantener al pequeño cadáver recostado junto a ella durante el periodo de tiempo que estuvo en el recinto hospitalario.
Pese a la gran polémica que este hecho provocó, ella y su esposo sólo recibieron disculpas por parte de un funcionario del gobierno municipal de China.