Esta afirmación fue otorgada gracias a una investigación realizada en Australia acerca de la relación que existe entre la salud mental y las condiciones del trabajo que se tiene, por lo cual un empleo de poca importancia puede ser factor de origen a depresión o estrés.
Dicho estudio asocia al trabajo de baja calidad con inseguridad laboral y un desequilibrio mental que se genera entre el pago y el esfuerzo que le demanda al empleado realizar su labor.
También lo determinan las excesivas cargas de responsabilidades y la poca posibilidad de controlar la toma de decisiones.
El estudio fue realizado en base a encuestas hechas a más de 7000 personas en un lapso de 7 años, mostrando también que las personas cuyo trabajo era de menor calidad se dañaba más con el transcurso del tiempo.