En la producción de una destilería de whisky, se generan desperdicios del 90% de todos los componentes que se utilizan para fabricarlo, entre otros restos de grano o cervezas ricas en proteínas.
El destino usual de estas trazas sobrantes son la fabricación de fertilizantes y piensos para animales, pero actualmente se ha descubierto como puede ser utilizadas también para producir combustible.
Gracias a un acuerdo entre la destilería independiente Tullibardine, en Perthshire y una pequeña empresa nacida gracias a las investigaciones de sus miembros durante sus estudios, será también usada para producir combustible en forma de butanol.
El Centro de Investigación en Biocobustibles de la Universidad de Napier descubrió como una clase de bacterias son capaces de devorar todas las sobras, que tienen un alto contenido en azúcares, de la fabricación de la ambarina bebida, convirtiéndolas mientras tanto en butanol y en un alimento para motores tan válido como cualquiera.