A Jian Feng su mujer le vendió gato por liebre y no se dio cuenta hasta que vio la cara de su hija. «Me casé con ella por amor pero en cuanto nació nuestra primera hija, apareció un problema. Era tan fea que me asustó», explica este ciudadano chino que ha denunciado a su mujer, ya exmujer, por considerar que ésta le había engañado al haberse hecho diversas operaciones estéticas antes de conocerse. Concretamente, la mujer se gastó alrededor de 120.000 dólares en mejorar su aspecto, algo que su marido no descubrió hasta que tuvieron una hija “excesivamente fea”.
La niña, que tanta estupefacción había provocado al padre, no se parecía a sus progenitores, lo que puso en duda la fidelidad de la pareja. Finalmente la mujer confesó haber recurrido a la cirugía facial para transformar en una cara bonita lo que antes era un callo. El bebé era el resultado genético de la belleza artificial de una madre adicta a las operaciones. Jian Feng no aceptó el engaño y llevó a su mujer a juicio, primero pidiendo el divorcio y luego interponiendo una demanda. Lo sorprendente del caso es que los tribunales dieron la razón al padre y éste tendrá que ser indemnizado por su exmujer con 100.000 dólares y el derecho de repudiar a su hija.
no cabe duda que los orientales son muy chingones para crear cosas pero en razonamiento son unos pendejos!
De los japoneses te la creo, porque de los chinos tengo mis dudas.
jajaja que estupidez, además todos los chinos se parecen jajajaja lo que me dio risa fue el final de la nota: «…y el derecho de repudiar a su hija.», obvio eso es una estupidez pero me dio risa, aunque yo digo que todos los chinos son feos.