Si ningún hermano gemelo es absolutamente idéntico al otro tampoco lo son sus huellas dactilares. Si, efectivamente, el ADN es el mismo en ambos sujetos, pero existen otros factores que provocan pequeñas diferencias entre seres tan parecidos, y entre ellos se encuentra el ambiente. Aunque compartan las mismas herencia genética al proceder de un único embrión desde el mismo momento en el que se dividen pasan a ser dos seres distintos por lo que cada uno interacciona de diferente forma con el medio que le rodea.
Uno de los factores ambientales que determina la forma de la huella dactilar son las fuerzas intrauterinas. Entre éstas es muy determinante la presión, tanto del líquido amniótico como la propia presión sanguínea del feto o el contacto con otra partes del cuerpo. Esto hace que, únicamente, una posición diferente dentro del útero de lugar a presiones diferentes, y, de esta forma, los dibujos de las huellas dactilares aunque son muy parecidos, no son iguales. Una razón que explica también por qué no tenemos las misma huellas en todos los dedos.
Además de estos factores, existen otros que también pueden llegar a influir en la forma de las huellas dactilares, como pueden serlo las variaciones en la concentración de algunas hormonas y factores de crecimiento durante el embarazo.