
Una playa en Nueva Zelanda ha sido la receptora de una ballena y su ballenato, ambos de una especie casi desconocida hasta ahora, y que gracias a eso ha podido ser estudiada por primera vez por científicos. Las dos ballenas murieron y se encontraron varadas en Opape en diciembre de 2010, pero al principio fueron confundidas con otra especie.
Más tarde fueron sometidas a un examen de ADN rutinario que reveló que se trataba de esta enigmática especie, probablemente a más esquiva que se conoce. Algunas hipótesis apuntan a que podrían vivir en zona muy profundas, por lo que solo son arrastradas a la costa en su muerte.
Se trata de la especie de la Ballena Picuda de Bahamondes (Mesoplodon traversii), de la que solo se habían encontrado tres cráneos incompletos en Chile y Nueva Zelanda hasta ese día. La revista científica Current Biology se ha hecho eco de este descubrimiento que pone de manifiesto el enorme enigma que constituye aun la mayor parte del océano del planeta.