Si algo queda claro de esta iniciativa es que sus conductores nunca darán positivo en un control de alcoholemia ni tendrán que pagar las tan elevadas tasas de las autoescuelas. La idea la ha puesto en marcha una perrera de Nueva Zelanda que ha logrado que tres perros abandonados aprendan a conducir. Su objetivo es demostrar que la inteligencia de los perros es mayor de lo que pensamos y aumentar así la adopción de las mascotas que cuidan. (Vídeo)
Los tres perros, Monty, Porter y Gene, tuvieron que comenzar desde cero su preparación para tan duro reto. Por eso, antes de poner sus patas sobre el vehículo les enseñaron en tierra movimientos coreografiados, tales como aprender a presionar diferentes botones en relación a las señales que recibieran. Practicaban continuamente hasta que lograban memorizar por completo los movimientos. El segundo paso consiste en aprender las órdenes para mover el volante, utilizar la palanca de cambios y los frenos subidos a una especia de carrito con ruedas a baja velocidad.
Después de siete semanas de entrenamiento los perros ya estaban preparados para llevar el control de un coche adaptado a sus medidas. Para ello modificaron los pedales haciéndolos más largos para que los animales pudieran alcanzarlos con sus patas. Está previsto que para el próximo lunes estos tres canes hagan una demostración en directo para la televisión pública neozelandesa, conduciendo un Mini Cooper.