Por siglos el ser humano trató de buscar una solución para cubrir el olor corporal de nuestros cuerpos. En Egipto se empezaron a usar mezclas cítricas y canela que lograban ligeramente acabar con los malos olores.
En la edad media no se le dio mucha importancia al tema del olor corporal, puesto que la higiene personal era casi exclusiva para las personas adineradas. En estos tiempos se probaron soluciones como incienso o algarrobo.
Todo esto cambio en 1888 cuando apareció el primer antitranspirante hecho de cloruro de zinc, el cual tenía por nombre MUM y era una cera pastosa que se aplicaba bajo el brazo.
En 1890 aparecieron variantes del antitranspirante hechas con cloruro de aluminio, además de la aparición de otros productos como cremas, talcos, roll-on, todos destinados a combatir los malos olores.
Actualmente existen infinidad de presentaciones de desodorantes y antitranspirante. Los principales ingredientes usados hoy en día para la fabricación de desodorantes son el clorhidrato de aluminio, cloruro de aluminio, sulfato de aluminio y circonio de aluminio modificado.