En 1938 el científico Roy Plunkett estaba trabajando en diferentes productos y probando mezclas de químicos diferentes con el fin de crear un nuevo elemento químico.
En una de las mezclas notó que una sustancia en particular empezó a sacudirse de un lado a otro, brotaron grumos blancos y finos. Esto lo dejó tan fascinado que extrajo la materia para que se secara y la puso un día completo bajo el sol.
Cuando fue a verlo a otro día, supo que había creado un nuevo material durable. Habia nacido el teflón, acto seguido empezó a compararlo en usabilidad con las sartenes tradicionales. Vio que eran más resistentes y comenzó a compartirlo con amigos científicos.
Sus amigos quedaron encantados con el nuevo invento y le recomendaron que le vendiera la patente a una compañía productora. Así lo hizo y en pocos días se volvió millonario con esta creación.