Todo en esta vida tiene su explicación lógica, pero la que más nos gusta conocer es la explicación científica, aquella que nos hace confiar al ciento por ciento del porqué.
¿Alguna vez te preguntaste por qué casi siempre la comida crujiente nos gusta más? De hecho, nos produce apetito el sólo hecho de escuchar unas patatas rompiéndose.
Pues según los científicos que han estudiado el tema, al cerebro humano le encantan los alimentos que al crujir cuando son mordidos rozan los 100 decibelios, dado que las personas comen ‘con los oídos’ también y no sólo con el olfato, el gusto o la vista, es decir, somos provocados con el sonido.
Los estudios de personajes importantes en el área como Van Vliet han confirmado que si un alimento cruje, nos produce placer alimenticio, mientras que si no cruje o se deshace flácidamente en la boca nos produce menos placer o hasta náuseas y rechazo.
En definitiva, la explicación es que los humanos amamos el sonido crujiente de los alimentos, es por ello que incluso las marcas de patatas se preocupan mucho en sus laboratorios por conseguir un ‘sonido crujiente perfecto’, de esta forma enamoran más al cliente. ¿Qué tal?