Está comprobado científicamente que acariciar animales domésticos, más específicamente los gatos y los perros hace que nuestro organismo libere oxitoxina, una hormona que reduce la ansiedad y la presión sanguínea.
El acto de acariciar a un animal doméstico no solamente genera placer al animal sino que a los humanos nos deriva a un sentimiento de cariño.
¿Por qué nos gusta acariciar los animales?
Una teoría del porque esto sucede apunta a que durante el proceso de domesticación de los animales, cuando los humanos se encontraban eligiendo deliberadamente a los animales más amistosos e cada camada, se logró que cada generación de esos animales estuviera más apegada a los humanos.
Los humanos aprovechaban las habilidades defensivas de los perros y el talento de los gatos para cazar alimañas, por lo que con el tiempo, humanos y animales domésticos evolucionaron de manera conjunta hasta llegar a apreciar la compañía del otro.