El vino ha evolucionado como parte de la cultura y la alimentación desde tiempos inmemoriales, dejando de lado su papel como fuente de nutrientes, el vino se ha convertido en un acompañante de la comida y un símbolo de distensión y estilo de vida saludable.
Todos conocemos a alguien que disfruta consumir un buen vino, pero mas allá de eso, conoce toda la cultura del vino, desde los diferentes tipos, colores, olores, sabores y tipo de acompañamiento.
Recientemente varios fabricantes de copas afirman que la estructura de una copa puede afectar de manera directa el sabor del vino. Con mas de 300 vinos en existencia, esta empresa se dedica a fabricar decenas de copas diferentes ya que aseguran que “La Copa es una herramienta que contribuye al sabor del vino, tan importante como la fruta, la neutralidad y la acidez”.
Cuando el vino se calienta, las moléculas suben y aumentan las concentraciones de etanol. Kohji Mitsubayashi, responsable de la investigación, utilizó tres copas de vino distintas. Fue así como se percató de que en la copa de vino estándar se creaba un «patrón de vapor en forma de aro, que permite que los bebedores aprecien la bebida sin que interfiera el olor del etanol, que es muy similar al del vodka».