Seguramente muchas veces te has preguntado el porque no es posible recordar las cosas que vivimos en nuestros primeros años de vida.
Esto tiene una explicación científica y es que muchas de las neuronas que se forman en nuestro cerebro en la niñez son sustituidas a medida que vamos creciendo, haciendo que borren algunos recuerdos.
Dicho de otro modo, el tamaño del cerebro de un niño pequeño es aún limitado para el proceso de generar nuevas células y almacenar recuerdos a la vez, por lo que éste prioriza, sabiamente, lo primero.
A medida que el cerebro del niño va creciendo, estos dos procesos se van ajustando hasta conseguir un equilibrio entre la producción de nuevas neuronas y los recuerdos. Así, alrededor de los tres años (algunos antes, otros después) el cerebro del niño comienza a guardar vivencias en el cajón de los recuerdos.
Según Freud, la amnesia infantil es un mecanismo que ayuda a reprimir los recuerdos traumáticos de los primeros años de vida, que puede ser una teoría perfectamente compatible con la que nos explican actualmente los científicos.