Los fósiles son restos petrificados de organismos que vivieron en la tierra en épocas remotas.
Generalmente los fósiles se encuentran conservados en rocas sedimentarias que tienen millones de años.
Para que un organismo logre convertirse en un fósil es necesario que ocurran un conjunto de condiciones muy específicas mediante la cual los organismos sufren transformaciones en su composición que les permiten convertirse en fósiles.
La importancia de los hallazgos de fósiles y su estudio es que nos permiten reconstruir la historia natural del mundo, recolectando datos y pistas de los organismos que existieron en épocas remotas.
El vocablo fósil se deriva del verbo latino fodere, excavar, a través del sustantivo fossile, aquello que es excavado. A lo largo de toda la historia, y antes, en la prehistoria, el hombre ha encontrado fósiles, restos de seres vivos petrificados por los minerales con los que se hallaban en contacto. Fueron esos minerales los que sustituyeron o preservaron su forma externa.