El zinc es un elemento mineral esencial para los seres humanos, pero que no es producido de manera natural por nuestro cuerpo, sino que debe ser aportado a través de la alimentación.
Este tiene una importancia vital en el funcionamiento de nuestro organismo, ya que interviene en el metabolismo de proteínas y ácidos nucleicos, estimula la actividad de las enzimas, fortalece el sistema inmune y ayuda a la cicatrización de heridas.
El déficit de zinc produce un desequilibrio a la baja en la producción de testosterona. Las consecuencias son la pérdida de masa muscular y sustitución por grasa, disminución del apetito sexual, tendencia a la depresión, trastornos del sueño, etc.
Además, el zinc participa en la correcta producción de espermatozoides en los testículos. De hecho, la mayoría de los suplementos comerciales que existen para mejorar la fertilidad contienen vitaminas y minerales, entre ellos el zinc. También se ha visto que tiene beneficios en la prevención de la hiperplasia benigna de próstata.