La autofagia es un mecanismo natural de regeneración que ocurre en nuestro organismo a nivel celular, en el cual es citoplasma, incluyendo el exceso de orgánulos o aquellos deteriorados o aberrantes, son secuestrados en vesículas de doble membrana y liberados dentro del lisosoma/vacuola para su descomposición y eventual reciclado de las macromoléculas resultantes, reduciendo la probabilidad de contraer ciertas enfermedades y prolongando la esperanza de vida.
El término «autofagia» fue acuñado por el bioquímico belga Christian de Duve en 1963. La investigación contemporánea arrancó en la década de 1990 con la identificación en levaduras de los genes relacionados con este proceso y en 2016 el científico japonés Yoshinori Ohsumi ganó el premio Nobel por su investigación sobre los mecanismos de la autofagia.
¿Cual es la función de la autofagia?
La autofagia es un proceso de reciclado de partes de la célula que ocurre naturalmente, preservando a las células de la acumulación de toxinas, moléculas y organelas dañadas y además permite los procesos de desarrollo y diferenciación de los tejidos.
En el transcurso de la autofagia, el procesamiento de los sustratos a reciclar genera ATP, lo que constituye una fuente alternativa de energía en situaciones de estrés. Es como si la célula se alimentara de sus propias partes dañadas para renovarse, y de ahí el término acuñado por el mismo Christian: autofagia, o comerse a uno mismo. Sin autofagia, toda esta basura biológica se acumularía, ocasionando enfermedad y envejecimiento prematuro.
La autofagia no es un proceso binario que se activa de repente tras un determinado número de horas desde la última comida. Aparece gradualmente.
Y no necesitas ayunos muy prolongados para obtener beneficios. Simplemente alargar un poco más el ayuno nocturno hasta al menos 13 horas.